Me ha dicho la extraterrestre que los billetes para 5 dimensión ya
están vendidos, y que el paso es inminente. Mira que si fuera verdad…
Yo, por si las moscas, me he empapado un poco de lo que significa
todo esto. Al parecer, la Tierra no nos necesita para su ascensión; nosotros a ella, sí. Por otro lado, esto ya no se sostiene de ninguna manera. Incluso
los tres Arcontes que gobernaban el planeta han salido pitando, saben que en
las películas los buenos siempre ganan y no quieren la derrota.
Solo queda esperar.
Según he visto, la quinta es una pasada. Para movernos ahí, necesitamos
conectadas las 12 hebras de ADN (ahora solo tenemos 3 activas, faltan nueve: esas
que los listillos dicen que están ahí, pero que no sirven para nada; ¡madre
mía!, ¿has visto que sobre algo en esta perfección de cuerpo?...). Lo que ocurre
es que nos las desconectaron para manejarnos, y ha llegado el momento: ¡no más control!
Como decía, vamos a pasar de tercera dimensión a quinta, un salto sin
precedente: como si te mudaras de un suburbio a un palacio. Claro que los habrá
que no se fíen y se quieran quedar en tercera, pues, hala, a seguir ahí, sin
problema. Yo ya estuve en quinta dimensión, me colé por una ranurita de nada y
duró muy poco, lo que ocurre es que no sabía lo que estaba viviendo y me
asusté, era como tener el cielo en la tierra, increíble, mágico, espectacular.
Bueno, que el salto es grande. Pasamos de 3D a 5D, porque la
cuarta dimensión nos la saltamos (es una dimensión de espera para los que no
han terminado de completar “el expediente”). Y no hay que tener miedo. Es como
si todo se comprimiera para volver a expandirse, o eso dicen.
Yo estoy deseando que ocurra. ¿Y si fuera verdad que, para la
gente de quinta dimensión se acabaron los lunes, el sufrimiento, las farmacias,
el hambre, los bancos, los nubarrones, la telebasura, el dinero, las malas
noticias, la enfermedad, el fin de mes, los domingos sin sol, las averías del coche, el vecino
coñazo, la inseguridad, los impuestos, el covid, las mascarillas, el miedo…?
Ufff! Me voy a poner el tinte del pelo para que la transición me pille con la
cara lavada y recién peiná. Y tú, ¿ya te duchaste?
Mercedes Alfaya.