lunes, 11 de diciembre de 2023

NINGÚN SITIO AL QUE LLEGAR



Hoy, con lo rápido que va todo y la comunicación por watsapp, pienso que convendría utilizar las frases positivas y eliminar las palabras que no deberían sonar y confundirnos. Por ejemplo: Si digo: “No llegaré tarde”, la persona, si lee el mensaje rápido, igual lo que se le queda es “tarde”. Mientras que si digo: “Llegaré temprano” la cosa cambia.

Otros ejemplos:

“No me grites” (“Háblame despacio”; elimino “grites”).

 “No dejen la basura fuera del contenedor” (“Dejen la basura dentro del contenedor”; elimino “fuera”).

Y, como rectificar es de sabios (no me beso porque no me alcanzo// me besaré cuando me alcance) ahora digo que algunas frases negativas funcionan mejor que las positivas.

 ¿Cómo es eso?

Muy sencillo. Dicen que el futuro no existe, que el pasado tampoco existe, que hay que mantenerse en el presente a toda costa. Sí, guay, perfecto, te lo compro, pero ¿cómo se hace eso? Porque no olvidemos que la mente tiene sus propias estrategias para “enredarte” y traerte preocupaciones, miedos, inseguridades y todo tipo de contrariedades que no están ocurriendo, pero que ella te dice que podrían ocurrir…

De repente me dije: Necesito algo que me mantenga en el «aquí y ahora», y no me vale una pulserita roja, un tatuaje, ni siquiera lo que dice la PNL con respecto a los «anclajes»; creo que Rafa Nadal es un ejemplo de utilizar «anclajes» a la hora del saque. Lo que yo necesito es una especie de «mantra» positivo que repetir y repetir cada vez que sienta que me salgo del presente, que me desconecto. Pero, claro, mi saque es muy distinto al de Nadal, porque el partido lo juego yo conmigo misma y contramigo misma (vaya ´palabro´ que me acabo de inventar).

En fin, que no sé si os servirá, pero yo, de momento, y mientras nadie me confirme lo contrario, el "anclaje" que mejor me va para conseguir estar en el presente y evitar que la mente me enrede, es repetir esta negación tan positiva: «No hay ningún sitio al que llegar».

 

miércoles, 6 de diciembre de 2023

EL PERSONAJE QUE SOY


 

Estoy con mi personaje. Lo voy a poner en su sitio. 

Poner en su sitio al personaje es decirle al «ego» que voy a dejar de alimentarlo. Alimentar al ego es identificarme con el personaje. Y el personaje es ese que yo creo que soy sin serlo (si hubiera nacido en Pekín, no me llamaría como me llamo, no viviría donde vivo, no tendría las creencias que tengo, ni la familia que tengo…).  Voy a leer de nuevo lo de no identificarme con mi personaje, a ver si me queda claro de una vez.

Sí, me queda claro: mi personaje no me deja ser yo. Y no me deja ser yo, porque todo el rato me está machacando con lo que tengo que hacer para encajar en sociedad, para que los amigos me acepten, para que los demás me respeten, para complacer a la familia, caer bien y, sobre todo, para representar los papeles asignados  (papel de hija, esposa, madre, amiga, abuela…).

Encima, cuando me monto una película (por ejemplo que mi jefe me ignora) ya se encarga el ego de que todo se confabule para que aparezcan señales que lo confirmen y se proyecte fuera toda la película que me he montado dentro. El ego se siga alimentando de mi victimismo, de mis miedos, inseguridades, del “pobre de mí” de “mira el prepotente del otro”. Incluso me hará ver fantasmas donde no los hay. ¿Para qué?: “Chichita ´pal´ niño” (ahora lo comprendo).

¡Pues ya está!

A ver, personajillo, deja de hacer de madre con los hijos, que ya tienen su edad; deja que los demás se equivoquen con sus decisiones, tú no lo has hecho mejor con las tuyas; olvídate del pasado (que ya no existe); desenfócate del futuro (que tampoco existe) y céntrate en lo que tienes delante, lo que ha llegado a tu vida, lo que te aporta, el paraqué está ahí. ¡Disfruta!

Pero, claro, si yo hago todo esto, me voy a sentir bien. Y si yo me siento bien, ¿qué pasa? Que mi personaje deja de alimentarse. Y ese personaje va a luchar con uñas y dientes para no perder ni un cacho de su poder. ¿Cómo lo hará? Pues lo hará perfecto, me conoce mejor que yo; lleva toda la vida conmigo y yo metida en el papel, me lo sé de memoria.

Un ejemplo, esta mañana tenía una duda. Quería saber si una persona había hablado mal de mí con otra. Y mi personaje se relamió de gusto (porque si no tengo dudas ni miedos o inseguridades, él no tiene “chicha”). Así que enseguida se colocó en mi cabeza y me dijo: «Tú llámala con una excusa, hazte la simpática, pregúntale cómo le va todo, tráela a tu terreno y cuando la tengas a tiro, pregúntale eso que necesitas saber, ya verás cómo se confirman tus sospechas».

Cogí el teléfono y me puse a marcar. De pronto me dije:  ¡¡¡¿Pero qué haces?!!! ¿Piensas seguir alimentando al ego? ¿Vas a permitir que tu personaje continúe metiéndote y enredándote en el juego del sufrimiento, la duda, la inseguridad, el miedo…? ¿A ti qué te importa lo que se esté diciendo por ahí? Es más, si aquello sirve para entretener, pues ¡hala!, te lo regalo. “Antes muerta que sencilla”.

Y lo peor es que, si pienso algo negativo, aparecerán fuera todas las pruebas que necesito para confirmar lo que llevo dentro: «¿Lo ves? Te lo dije. Ahí lo tienes. Lo sabía »… ¿Pero qué sabía? Si lo he atraído yo dándole pistas al personaje para que siga alimentando la película que me he montado.

Vale, no me voy a deshacer de mi personaje, porque resulta imposible, pero dejaré de identificarme con él. Ahora, las decisiones, las tomo yo.

«¡¿Entendido?!». «¡Señor, sí señor!».

(¿Quién dijo que había que hacer la mili para manejar el juego?).

 

domingo, 3 de diciembre de 2023

EL OCTAVO PASAJERO


    

No sé qué ha pasado...

Estaba escribiendo algo interesante para publicar y se me borró todo.

(^..^)(^..^)(^..^) (esta soy yo pensando…).

─A ver, guapina, que ya pasó el tiempo de la parafernalia y los adornos metafóricos. ¡Al grano! ¡Vete al grano!

Eeeeh!!! ¿Quién ha dicho eso?    

(( ≤ ≤ )) yo vigilante.

 Últimamente siento como si alguien me hablara; es un alguien que habita dentro de mí. Pero, oye, tiene que ser sabio, porque no te adorna nada. Estas dudando y te hace ¡zas! ¡¡¿Lo ves ahora?!! Y tú dices: ¡Jope! como para no verlo, si me lo has estampado en la cara… Pondré un ejemplo:

Me apetecía  dar una vuelta por el parque, pero no me quería encontrar con Begoña, que a estas horas es cuando saca al perro. Mejor tomo el autobús en el centro y me paseo hasta la playa, me dije. No te lo pierdas…,¿con quién me topo guardando asiento y enseñando la dentadura de perlas, mientras coloco la tarjeta en el contador de pasajeros? ¡¡¡Oño!!! ¡Qué hace la Bego ahí? Me entraron ganas de bajarme, pero la vocecilla interior dijo: «Da lo mismo donde te metas, lo que tienes que resolver en ti, si no lo aprendes con la Bego, te lo mostraré con el vecino de abajo (o con la cajera de Mercadona, esa que dices que te saca de tus casillas; cuando de tus casillas solo te sales tú)». Así es el Universo, y es verdad que lo hace, el muy “cabrito”. Búscate otro trabajo porque no aguantas a tu jefe, o cámbiate de piso porque no te gustan los vecinos de arriba y verás como encuentras otro jefe y otros vecinos que te muestran lo mismito que dejaste atrás. ¿Por qué? Porque el conflicto no está fuera, sino dentro de ti.

¡Uy! Qué curioso, escribiendo esto, acabo de comprender una película que vi cuando era jovencita: «Alien, el octavo pasajero» ¿La recuerdan? No había manera de cargarse al bicho asqueroso de los tentáculos gigantes. Aparecía en el rincón más inesperado de la nave. Los tripulantes, que pensaban que había que huir de él, en lugar de enfrentarse a él (y a lo que representaba para que ellos aprendieran), lo que idean es cambiarse de nave. Y ahí va mi Sigourney Weaver, después de ver cómo la bestia se ha cargado a todos sus compañeros, y lo consigue solita. Consigue abandonar la nave infectada y cambiarse a una nueva mientras observa, a través de una escotilla, cómo explota en el espacio  la “nave del horror”

 «¡Ufff! Qué alivio», debió pensar. Y al intentar poner en marcha la nueva, descubre algo oscuro, viscoso, con tentáculos, enredado y agazapado entre los botones del cuadro de mando. ¿Qué era?... Pues claro, si el monstruo te estaba mostrando algo de ti que no veías y sigues sin verlo, ¿qué hace el Universo? O te manda para casa suspenso, o te da un sutil y electrizante ¡zasca! A la vez que salta la vocecilla interior: «Donde te escondas, allí te llevaré aquello que necesitas aprender en ti, hasta que lo veas, lo trasmutes y apruebes la asignatura pendiente; recuerda que estoy en todas partes». Je, je,  ( 😕 yo con carita de “me hago caca”).

¿Sabes qué? Me voy a llevar a la Bego a tomar un refresco, a ver si descubro a quién me representa esta mujer para que me caiga tan mal y qué tengo que aprender y resolver en mí con respecto al personaje que me muestra.

Por cierto, cuando volví a mi casa, después de ver la película, abrí la nevera para tomar agua y di un grito. ¡¡¡AaaaGgggg!! ¿Sabéis lo que había comprado mi madre para cenar? Empieza por «Cala» y termina por «mar» y los tentáculos salían del plato hasta la balda de abajo (por si todavía hay quien no cree en estas cosas…).

lunes, 30 de octubre de 2023

EL MISTERIO DE LAS COINCIDENCIAS


 

 Decía el psiquiatra y padre de la psicología moderna, Carl Jung que la «sincronicidad» era uno de los aspectos más enigmáticos y sorprendentes de nuestro universo. Doy fe. Tendría para escribir un libro con todas las “casualidades” (entre comillas, porque no lo son) que me han ocurrido. Las tengo anotadas y alguna vez las he compartido con alguien.

Ya sé que tengo mucha imaginación, de pequeña me llamaban: “Antoñita la Fantástica” (también encontré ese libro), pero es que, ciertas cosas de estas que me pasaron, no se me habrían ocurrido por muy fantástica que yo sea imaginando. Te lo digo en serio.

El caso es que, buscando algún video de los que me gustan sobre el despertar de conciencia en youtube, me aparece un tal Eduardo Zancolli hablando de las coincidencias. Me paro a escucharlo y me parece que a ese médico le ocurre lo que a mí, que cada dos por tres aparecen estas casualidades o coincidencias extrañas en su vida. ¡Qué interesante!, me digo. Y en un momento, va y habla de su libro: “El misterio de las coincidencias”, corro a buscar papel y lápiz; lo anoto.

Escucha bien lo que te voy a contar ahora, que no tiene desperdicio:

El tipo y su libro me interesan. Me pongo al habla con mi librera favorita, a la que consulto cuando quiero algún ejemplar en papel, y me dice que no lo tiene; es más, el libro está descatalogado, me advierte. No me doy por vencida y me pongo a buscar en más librerías. Nada. No me queda otra que buscarlo en PDF, que sí lo había. En fin, que voy a lo que voy, que ese libro me interesa mogollón, que lo quiero, que lo quiero en papel, que no lo hay, pero tiene que haberlo porque yo lo quiero, que lo quiero y si algo lo deseas de corazón (y tiene que ser para ti), es que va a aparecer, seguro; esto lo comprobé con un frasquito de colonia del Lidl. Anoté el nombre y cuando llegue a la tienda, todos los frasquitos de colonia alineados en su estante y, entre medias, el hueco vacío con el nombre del que yo quería. Me concentré, confié y metí la mano por el hueco hasta el final, la desvié hacia la izquierda y tomé el último frasco de la colonia que se ofrecía allí y que no era la que yo quería, pero lo hice. Como digo, metí la mano hasta el final, agarré el último frasco y dije: esta tiene que ser la que busco. La extraje y, «voy lá». Allí estaba la colonia, la mía, la que yo quería. ¿Quién la puso allí, al final de una hilera de colonias con otros nombres? ¿Cómo supe yo que estaba allí, al final de una hilera de colonias con otros nombres? Ni idea. Pero lo sentí y confié en mi intuición. También confié en el Universo, yo quería esa colonia y allí estaba.

Bueno, que me enrollo como las alfombras en verano.

Que yo quería el libro del doctor Zancolli en papel y el libro en papel vino a mí (a pesar de que estaba descatalogado). ¿Cómo? Mis hijos se encargaron de buscarlo. De segunda mano, pero nuevo, nuevecito. Me llegó a casa en un paquete sorpresa. ¡Ay! Qué bueno. Y ahora viene lo mejor. ¿Casualidad?... (Me encojo de hombros como hace la mayoría, aunque yo sé que no es casualidad).

Y aquí está la prueba: Te la dejo en la imagen y me anoto el hecho para incluirlo en el libro que quiero escribir con los secretos de la casualidad… jeje.

Gracias, señor Zancolli, por esta dedicatoria “casual”.

jueves, 10 de agosto de 2023

SÍ..., PERO LUEGO


Me quedó claro: hay que sacar la basura mental.

Al principio ni entendía lo que significaba eso, luego de ver la película “El guerrero pacífico” en yoube, se aclaró.

Es cierto que solo cuenta el momento presente y que necesito “zarandear” la mente cada vez que se distraiga (en cuestiones pasadas o futuras). Como le dice “Sócrates” al joven protagonista de la peli: “Siempre está ocurriendo algo nuevo”.

Por ejemplo, ahora mismo, a través del cristal de mi ventana, mientras escribo, un autobús se ha parado en la rotonda. Se puede decir que la escena no tiene nada de particular, pero sí la tiene, porque está ocurriendo ahora mismo.  Da igual que el autobús sea el que pasa todos los días por esa rotonda a la misma hora, hoy no es todos los días, es HOY y es AHORA. Seguro que no lleva dentro la misma gente, igual tampoco el mismo conductor. Incluso, aunque todo eso se repitiera, ese autobús AHORA MISMO está pasando por la rotonda que tengo frente a mi ventana, lo puedo ver, puedo comprobar que el mundo sigue existiendo, que las cosas se mueven, que respiro, que mis ojos captan las imágenes que miro, que es jueves, agosto, que todo fluye y avanza.

Si no hubiera sacado la basura (mental) estaría mirando por la ventana y vería el autobús ahí parado, la gente de un lado a otro, respiraría, los sonidos, el cielo, los coches…, pero todo eso ocurriría en otro mundo, porque yo estaría pensando que tengo que responder al correo de la comunidad, que olvidé preguntar por las fundas de los cojines, que todavía no hice la cama, que llega el fin de semana y tengo la nevera a medias…  y todo esto me impide disfrutar del momento presente, de lo que verdaderamente importa, de lo que “dispongo” porque ni el ayer ni el mañana están disponibles.

Ojo, que la basura mental también es: ¡Ni la saludo, a ver si deja de hablar de mi! ¡Y este qué se ha creído que soy tonta! ¡Mañana voy y le monto un pollo al de la tienda! ¡Que no, que no, que esta ya no me la juega más...!

En fin, no sé si me expliqué bien, pero da lo mismo, porque me voy a quedar un ratito más aquí, en mi escritorio, junto a la ventana, disfrutando
todo eso que está ocurriendo AHORA MISMO (los gerundios lo puse adrede).


 

miércoles, 26 de abril de 2023

... O INTÉNTENLO


 

Yo creo que voy bien: siento paz, vivo en la aceptación, fuera pensamientos negativos, nada de actualizar el pasado ni enredarme con gente o situaciones densas; quita, quita…. ¡Funciona!

Claro que, metida en casa, rodeada de mis cositas y en mi zona de confort, sin que venga nadie a meterme el dedo en el ojo y sin “bregar” con la “matrix”, lo de sentir paz resulta fácil.

             Vale, venga, me voy a Mercadona (a practicar la paciencia); al bus (a practicar la tolerancia); a dar un paseíto por ahí, a contemplar las pintadas sucias de  las paredes (niñatos de mierda); los patinetes sin control por todas partes (vaya tela); las mesas de los bares que no te dejan paso (vamos, x Dios!!!);  las  cacas de perro sembrando las aceras (¡más multas!); las conversaciones banales (ganas de gastar saliva); los azúcares a rebozar en los escaparates  de las confiterías (¡ñan! ¡ñan!) y la gente fumando (¡oiga! no se meta más metales pesados en el cuerpo, que le taponan las arterias; ah, ¡¡¡y las colillas al bolsillo!!!).

Y ahora viene lo mejor: Aquí mis nuevas gafas de mirar el mundo:

─Nada, nada, señora, tranquila, que si se le olvidó la lechuga, yo espero en la cola a que usted la traiga, sin problema (total, si van a ser dos minutos). ¿Y ese mogollón de monedas? ¿Es que rompió la hucha y quiere pagar la compra con céntimos? Pues nada, deme un puñadito, que le ayudo yo con los montones, faltaría plus... 

─Sí, señor, este autobús va para el pueblo, puede usted sacar el dinero o la tarjeta cuando suba, para qué lo va a preparar antes, total, si van a ser dos minutos ahí, al sol, esperando en el escalón de abajo del autobús; sin problema.

─¿Pintadas sucias en las paredes? ¿Qué pintadas? Yo ya no estoy en eso. Yo me centro en imágenes bonitas como las nubes del cielo, el contorno de las montañas, el sol colándose entre las ramas de los árboles, las florecillas creciendo en el asfalto…

Un momento…, me voy a comprar una torrija, que me chiflan, pero SOLO UNA  y para disfrutarla, no castigándome después pensando que es malo, que engorda… (para eso lo dejo ahí, con sus amigas las confiteras).

Bueno, ya me trabajé mucho por hoy, dejo el resto para mañana…

Y como dice un tipo de youtube: “Hasta pronto, sean felices o por lo menos inténtenlo” (esto me lo digo yo a mí misma, que ahí fuera parece que no hay nadie).

viernes, 21 de abril de 2023

NI BUENO NI MALO


Estuve buscando un escrito antiguo para volverlo a publicar. Mientras lo hacía, escuché una voz en mi interior: (voz)-“Solo cuenta el ahora, todo lo anterior interrumpirá tu expansión porque está obsoleto”. ¡Uy! – me dije. Y corrí a eliminar la foto de comunión que tenía en mi wasap. Oye, pues la gente añade fotos en las redes sociales de hace veinte años, cuando tenía la tez rosadita, sin manchas ni arrugas y todavía no se le había inflado el globo estomacal.

(voz)-Eso es negar su presente y querer moverse en un pasado que ya no existe.

- ¿Y eso es malo?

(voz)-Ni malo ni bueno, es irreal, ilusorio, engañoso, ficticio, falso, imaginario, artificial, aparente, sin sustancia, ganas de llamar la atención, que me escuchen...

-¡Jope! No sabía yo la riqueza léxica que atesora la voz interior… Bueno, entiendo entonces que colgar una foto de cuando me tomé un refresco con mi prima en el 2005 es vivir en lo irreal, lo ilusorio, lo engañoso, lo ficticio, lo imaginario, lo artificial, lo aparente… (un momento, que me estoy atragantando, voy a por un poco de agua…, ¡ya!). 

(voz)-Totalmente. Eso es ignorarte, no aceptarte, necesitar de la valoración de fuera, no valorar tu presente…

-Vale, vale, vale… entendido (uf, y luego dicen que te comuniques con tu voz interior, pero no veas como “sopla”. A ver, razón lleva, pero cuando una quiere publicar algo y no dispone de imágenes o escritos actualizados… En fin, me voy a dar un paseo a ver si encuentro algo actual, que pase la “censura”, lo escribo y lo publico, que no se me ocurre nada  L  L . Por cierto, tengo lentejas para comer, no sé si vale la información, porque son para hoy L.

viernes, 31 de marzo de 2023

SI EL OTRO SOY YO...

 

                                                            


    Me encontré en la calle con una persona que hacía mucho que no nos veíamos. Charlamos a la sombrita de un árbol. Me dijo que yo le estaba ayudando mucho a aclarar sus dudas. En realidad, nos estábamos ayudando mutuamente, porque cada vez que me preguntaba algo, yo necesitaba primero aclararlo en mí para luego brindárselo.

    Uno de los interrogantes que me planteó fue este: Si veo que a una persona le cuesta  manejar  su vida, ¿le puedo ayudar?  Mi pregunta fue: ¿Te ha pedido ayuda?─ No (contestó)─. Entonces, ¿por qué quieres ayudarle? ¿Por qué sabes que sería mejor que tú intervinieras en lugar de que esa persona viera lo que tiene que ver mientras aprende con sus circunstancias? Es más ¿tú sabes cómo ayudarte a ti?, porque nadie puede brindar lo que no tiene.

    Nos quedamos un rato en silencio.

    El silencio me hizo comprender que yo trataba de hacer lo mismo con esta persona: ayudarle. En realidad, la persona me estaba pidiendo ayuda, no era que yo me hubiese  ofrecido a ello por las buenas, aunque la ayuda siempre es llevar al otro a sí mismo, no darle explicaciones de nada.

    Cuando llegué a casa, estuve pensando: Si  las personas somos espejos y lo que veo en el otro soy yo mismo: ¿para qué apareció esta persona en mi vida pidiéndome ayuda?

    Una estrella fugaz atravesó el cielo.

     Y saben qué, recordé un poema  y un chiste:

POEMA

A mis soledades voy,

de mis soledades vengo,

porque para andar conmigo

me bastan mis pensamientos.

 

CHISTE

Papá, si los Reyes Magos son los padres, ¿tú quién eres?

 

                                                                                    Merce- Xiaonik

jueves, 30 de marzo de 2023

La mente y su cabreo o la sabiduría y su fluir

 

LA MENTE Y SU CABREO O LA SABIDURÍA Y SU FLUIR

 

Que no, Flanagan, que por ahí no es. Que te pueden ocurrir las cosas dos veces, pero tres, ya no. Porque ahí está la “Ley del tres” que te recuerda que no es por ahí, que te pares y lo mires, que lo trabajes.

(voz)─A ver, mi niña, ¿qué es lo que te ha perturbado?

─No me gusta que la gente aproveche el momento para caer bien  atacando a otros, hablando mal de otros, haciéndose la buena  persona mientras saca los trapos sucios de otros.

(voz)─¿Y por qué dejas que eso te perturbe?

─Eso digo yo. ¿Por qué entro en el juego y dejo que eso me perturbe?

(voz)─Pues, igual porque necesitas sanar algo, comprender que el otro saca las “armas” que tiene y las usa con la intención que mejor le vine, pero eso, a ti, te tiene que traer sin cuidado. El cómo y el por qué de lo que hagan otros es su problema. El que a ti te afecte, ya es problema tuyo.

─¿Y si me mete a mí? ¿Le compro un globito y un chupa chups?

(voz)─Por ejemplo. Menos que te perturbe, lo que quieras. Como si lo quieres invitar a un café. El otro jamás tendrá el poder de dañarte, a menos que tú lo permitas. Si te has sentido dañada, eres tú quien se ha dañado por permitirlo. Perdónate tú o no te perdones, eso ya es cosa tuya. El otro es el otro, solo eso. Acuérdate de los tres “nies”: Ni lo juzgues, ni le des poder, ni lo alimentes. 

─Paso totalmente del otro, entonces.

(voz)─No. No se trata de que pases de nadie, se trata de que no te afecte lo que diga o lo que haga el otro.

─¿Y si dice cosas de mí que son mentira…, qué hago? ¿Me quedo mirando al techo o le rasco la espalda?

(voz)─Pues sí, por ejemplo.  Lo puedes hacer por separado o las dos cosas al mismo tiempo.

─El problema es que hay gente que me defrauda.

(voz)─Si alguien te defrauda es porque has puesto expectativas ahí. Retira las expectativas y deja que la gente se muestre como es. Luego, tú eliges si vibras con esa persona o no. Si no es así, deséale lo mejor y que salga de tu vida.

─Una duda y ahora seguimos con la charla: ¿me está hablando la mente con su cabreo, o se trata de otra voz mucho más sabia?

(voz)─¿Tú qué crees? 

 

martes, 21 de marzo de 2023

El Universo y Hacienda


EL UNIVERSO Y HACIENDA

 

La primera vez que escuché que todo está en ti y que el otro siempre te lleva a ti mismo, no espurreé el café porque todavía no me lo habían puesto delante, pero vamos, que la cosa era para mear y no echar gota. ¿Cómo me puedes decir que el gilipuertas de mi vecino, el de la cara de pánfilo que deja la meada del perro en el portal, lo que me está es enseñando a que yo vaya a mí misma y resuelva algo que se supone que está en mi subconsciente? ¿Estás fumao?

Pues parece que sí, que mi vecino no está ahí por casualidad (ni la meada del perro tampoco). Ahora me toca averiguar quién es mi vecino; quiero decir, a quién me representa cuando lo veo, si a mi padre, a mi abuelo, a mi hermano… Y, claro, se supone que yo no sé que tengo pendiente algo que arreglar con esa persona de mi familia (bueno, lo que tengo que arreglar es conmigo misma, pero que se refiere a alguien de mi familia) y por eso va el Universo y me coloca ahí al susodicho (que si tuviera goma de borrar lo sacaría del teatro de mi vida; por decir algo).

En fin, a ver si averiguo qué tengo que arreglar con la forma en la que me siento cuando le digo al tipo ese que limpie la meada de su perro, me mira y pasa de mí tres pueblos, porque si no lo resuelvo, si paso del vecino, o me mudo a otra parte, como lo que tengo que arreglar está en mí, eso vendrá conmigo a donde yo vaya, y aparecerá otro vecino o quizás otro personaje que me lo va a mostrar; el Universo, como tengas algo pendiente, te encuentra donde estés (como Hacienda).

 En cuanto arregle en mí lo que se supone que todavía tengo pendiente y que me lo tengo que ver a través de  mi vecino, os invitaré a un café sin espurrear.

 

Merce- Xiahonik

jueves, 16 de marzo de 2023

ESTO ES PARA TI


Tú ya eres. Ya llegaste. Respira. Lo que te falta es disfrutar el momento, sin miedo, sin nostalgia, sin nada que te ate a lo material. Tú ya eres. Ahora toca disfrutar del presente, de la luz, de la verdad, de la abundancia, de todo lo que te pertenece. Nada de lo que necesites te va a faltar. Ocúpate de Ser, no de tener, y todo te será entregado en su momento.

Con esta conexión se inicia un despertar que te permitirá comunicarte con tu Ser elevado siempre que lo necesites. Está ahí, contigo, siempre lo estuvo, solo que no lo viste, quizá porque andabas en otros menesteres más terrenales y densos. Ahora, Eres. Ya has llegado. Honor y gratitud al pasado y a disfrutar de lo nuevo.

Bendiciones.

domingo, 12 de marzo de 2023

Somos Dios en estado denso

 



        Hoy me levanté con ganas de abrir consciencia (abrir la mía, claro, porque no podemos dar ni ofrecer lo que no tenemos), y me vino esta frase: “Somos Dios en estado denso”. Y, después de aceptar esta máxima, me dije: ¿Entonces, aunque sea de forma densa, yo puedo crear? ¿Puedo modificar lo que existe?... Y me comí una uña mientras pensaba…

          No sé de dónde vino la respuesta, pero fue un “SI”. ¿Y cómo se hace eso?, pregunté.

      ─No existe un mundo en el que vives, existe “tu mundo”, el tuyo, el que tú has creado.

     ─Sí, hombre ─me dije─, como que yo voy a querer que me ocurran cosas malas. Si yo pudiera crear mi mundo, esto, desde luego, lo eliminaría, y aquello, también.

     Y la voz dijo: «¿Y por qué no lo eliminas?».

─¿Cómo voy a eliminar, por ejemplo, el que mi casero me haya dicho que me tengo que ir del piso y no encuentro nada?

   Y la voz dijo: «Para encontrar algo, primero hay que desear encontrarlo. Y tú no te quieres ir del piso, por eso no encuentras otro donde mudarte. En cuanto comprendas que nadie te está echando del sitio donde vives, sino que te están dando la oportunidad de salir de tu zona de confort (igual porque ya lo necesitas, o porque algo mejor te espera lejos de ahí), seguro que encontrarías algo y seguro que le darías las gracias a tu casero por “el empujoncito”.

    ─Ya. Pero, ¿cómo modifico, por ejemplo, el que me sienta ignorada, el que no soporto a mi madre, el que voy mal con mi pareja, mi trabajo es una mierda…, y todo eso que rodea mi mundo?

   ─¿Por qué lo quieres modificar? ¿Por qué no modificas tu forma de mirar todo eso? ¿Has probado a cambiar de gafas? Cristales verdes, nos muestran un mundo verde. Cristales negros, nos muestran un mundo negro. Malvas, un mundo malva… Y podrías preguntarte, pero, entonces, ¿el mundo de qué color es? Y yo te diría, ¡qué más da! El mundo siempre será del color que tú lo mires. Si tu relación de pareja no funciona, ¿por qué no sales de ahí? Si no aguantas a tu madre, ¿por qué no la aceptas como es y no tratas de que sea como tú quieres? Si tu trabajo es una mierda, igual es que trabajas en algo que no te gusta. ¿Por qué no lo dejas y buscas otro?

   ─Sí, claro, y, mientras,  la hipoteca se paga sola, ¿no?

   ─Te diría que sí, que si das los pasos adecuados, empiezas a ser tú y a confiar en ti, sí que se pagaría sola, pero como no me vas a creer, mientras, te digo que te tomes el trabajo como esa medicina que está muy mala, pero que te ayuda mientras el cuerpo se cura (mientras encuentras lo que quieres) Y, ojo, que curarse no es sanarse. Hablaremos de esto en otro momento.

     La voz se fue y me dejó mirando el infinito para que comprendiera que el infinito soy yo, y que yo soy el infinito, porque todo lo que existe está dentro de mí. ¿Que no? Prueba a mirar tu mundo como si todo estuviera ahí, no para joderte, sino para ayudarte a avanzar, a que menees el culo.

Xiahonik.

sábado, 4 de marzo de 2023

SER VERDAD

 

SER VERDAD

Si alguien me preguntara qué significa “ser verdad” le daría este ejemplo: llevo mucho tiempo sin publicar nada, porque quiero ser verdad. Esto implica que si no me apetece publicar, no lo voy a hacer, y no voy a forzarme ni a dar explicaciones. Solo me paro, me escucho y me pregunto: ¿quieres publicar algo? Mira que a la gente le gusta leerte, y muchos te han dicho que quieren seguir leyendo lo que escribes (este es el hemisferio izquierdo). Pero, ¿ tú qué quieres? (este es el hemisferio derecho).

 Desde luego, ser verdad en algunas parcelas es mucho más fácil que en otras; me refiero a que, ser verdad, con los amigos, con la familia, con los seres más cercanos, igual no resulta tan fácil, pero si comienzas a dar pasitos, verás que te gusta ser verdad (y que a los demás también les gusta que seas verdad, porque igual a ellos les abre camino).

Ser verdad implica transitar el gran camino a la libertad. Porque todo se hace desde la verdad, desde el quiero hacerlo (no desde el “necesito” “debería” “habría que”…).

Dicen que cuando uno habla a otros, en realidad lo que hace es hablarse a sí mismo. Y es cierto. Yo, esto lo estoy escribiendo para luego publicarlo, pero, en realidad, lo escribo para que me quede claro a mí.

Pero, vayamos por partes, como digo Jack, el Destripador:

Para ser verdad, lo primero que tengo que averiguar es cuál es mi realidad. Y sobre todo, cuáles son mis límites.

¿Cómo hago para darme cuenta cuál es mi verdad? Encontrando tus límites. ¿Qué te enoja, que te molesta, qué te hace enjuiciar a otro? Si estás todo el tiempo en el trabajo quejándote de ese trabajo, es que ese trabajo no te gusta. «Pero no puedo dejar ese trabajo,  porque tengo unos pagos mensuales». Vale, a partir de ahí, puedes ver qué pagos mensuales tienes y si algunos se pueden suprimir (por lo menos hasta que consigas cambiar de trabajo). Pero para mirar todo eso tienes que cambiar de hemisferio y verlo desde el otro lado, no desde el lado de los límites, de los programas, el conformismo, el no hay otra manera, el hay que tener hijos, hay que tener coche, hay que tener varios móviles, hay que suscribirse a tal canal, hay que, hay que… y todos los “hay que” que heredamos sin saber si los queremos, los necesitamos, nos hacen sentir bien o no.

Veamos otro límite, otra realidad que nos limita: “Estoy con una pareja con la que no me siento a gusto, con la que no vibro, con la que no quiero estar… “. ¿Y por qué sigues con esa pareja?

1.-Porque no sé cómo hacerlo (¡mentira!, sí que sabes, solo que estás en la comodidad o te alimentas de eso).

2.- Porque están los niños (qué bien que estén los niños para que los tomes como excusa, ¿no te parece?).

3.- Porque no quiero estar solo/sola (pero si solo/sola ¡¡¡ya estás!!! ¿O es que la soledad solo es física? Porque no existe mayor soledad que sentirse solo rodeado de gente).

4.- Porque no me lo he plateado (pues sigue ahí, pero no esperes ser verdad mientras sigas engañándote).

5.- Porque me da pena del otro/de la otra. (Ehhhhh!!! No pongas al otro/ a la otra como excusa, la pena la tienes tú por ti mimo, por ti misma. El otro/la otra tendrá que vivir su experiencia, y hacerse cargo de sí mismo/de sí misma. Otra excusa que no vale. Te sigues engañando. Y con el engaño no se llega a ser verdad.

            Otra situación de límite: Todos los domingo como en casa de mi madre, con toda la familia, pero no me apetece, no sé por qué voy, es una tradición que no elegí, es algo impuesto, no puedo hacerles el feo de no ir…

            El único feo lo estás teniendo contigo mismo/contigo misma no teniéndote en cuenta. Si quieres ser verdad, en uno de esos encuentros, coméntale a la familia lo que de verdad sientes, coméntalo desde la verdad, desde la sinceridad, desde el amor, pero sé verdad. Diles que no quieres seguir engañándoles (aunque quien se engaña eres tú), que les adoras, pero que no quieres seguir con esa regla, que podéis reuniros en cualquier momento, sin que tenga que ser tooooodos los fines de semana como algo impuesto. O díselo como tú lo sientas, pero sé verdad.

            Si pones esto de ser verdad en práctica y lo quieres contar aquí, tráelo a los comentarios, que nos servirá mucho. Gracias. Yo también lo haré. Podemos componer un post y titularlo: Compartiendo el Ser con el ser verdad (o algo así).

            Bueno, como se supone que uno explica para sí mismo/para sí misma, ahora me lo leo, veo si estoy siendo verdad conmigo misma y lo pongo en práctica.

         Besos desde la pompa de jabón que me eleva para que yo me pueda ver desde fuera y saber si estoy siendo verdad o no conmigo misma.

Y desde Xiaonik (mi nuevo ser).

miércoles, 9 de noviembre de 2022

NOS MUDAMOS

Pues sí, nos mudamos. La Tierra ya nos dio bastantes oportunidades. ¿No hacéis caso? ¡Hala! Ahí tenéis el Planeta Rojo, listo para recibir al niño humano que sigue dormido y sin querer hacerse responsable de sus cosas. Y, ojo, que las instrucciones están claras: nada de llevarte la colección de zapatos, el coche, los ahorros, el plan de pensiones... No te puedes llevar nada. Todo lo más, tu cuerpo serrano (y si no te gusta, incluso lo puedes dejar aquí y pedirte otro). Por lo demás, nada; se acabó el acumular, el llenarte los bolsillos de tonterías que no sirven, el atiborrar la nevera, el trastero, el armario, la cuenta del banco... ¿Y el móvil? ¿Nos podremos llevar el móvil? ¡Ostras! O yo no me explico o tú no te enteras; observa mi boca: ¡Nada es Nada!

¿Qué cómo nos comunicaremos entonces? Por telepatía, avance, tecnología nueva, “Planeta Rojo is differet”.

¿Los animales y los niños? Los primeros en salir, ellos están totalmente despiertos y no van a consentir por más tiempo que les trasmitamos nuestros programas, nuestra tontura, la desidia, los berrinches, nuestra falta de madurez. Se acabó el echar la culpa fuera, el que nadie me quiere, el que no me respetan, el todo me sale mal, el acumular enfermedades por no querer escucharnos, por agarrarnos a las faldas de mamá, del amigo, de los hijos, de la pareja… ¡Venga ya! ¡Espabila! ¿Qué no? Pues, ahí te pongo las maletitas y me sacudo para quitarme las pulgas (dice la Tierra; y se va a sacudir muy pronto).

Por cierto, la mudanza se hará de forma ordenada y sin aspavientos (a menos que sigamos montando cirios donde no los hay). Tú te duermes, como el gusanito en su crisálida, y cuando despiertes: ¡voi-lá! A volar. Saldrás a la calle y verás la sabia brillante circulando entre las ramas de los árboles; las calles limpias y perfumadas; la gente con sus trajes de cristal; los centros de salud cerrados por falta de clientela. Los bancos y los supermercados, igual, porque ya no necesitaremos otra cosa que fluir, disfrutar y fluir. ¡Yupyyyy!  Y la Tierra podrá respirar tranquila y volver a su época de esplendor sin tanta basura, sin tanto desperdicio, sin tanto bichejo dañino acumulado. Y, desde los ventanucos del transporte donde viajaremos, se verá el planeta, allí, a lo lejos, azulito y mullido, desperezándose para volver a su origen. Y el niño humano tendrá que crecer y hacerse responsable, si no quiere perder otra vez el privilegio de ser especial, un ser de luz, y habitar un planeta con todo lo necesario para la vida.



 ¿Cuándo será esto?

Tú vete poniendo en cola, aunque, según tengo entendido, como ya nos ha pillado con los adornos de Navidad en las calles, con la previsión de almacenaje de regalos y dulces de los grandes almacenes y que la tía Pepita (a la que no vemos desde el año pasado) ya compró su billete de avión para las fiestas, el esperar un mes más y colarnos en el 2023 no va a suponer ningún contratiempo; total, si los que estamos ya somos los elegidos… Eso sí, vete despidiendo del paradigma antiguo, porque el dinero, la comida, el sufrimiento, la pena, la enfermedad y todo eso, se acabó (ya era hora).

En fin, que nos mudamos. Una mudanza sin precedentes, nos vamos a un planeta distinto, nuevo, con todo lo que necesitamos para nuestro despertar; y yo esta mañana preocupada porque no aparecía el lápiz de los ojos y perdía el autobús… (si es que no tenemos remedio).

 

Mercedes M. Alfaya.

martes, 1 de noviembre de 2022

NADA TE TURBE


Hoy no me funcionaba el wifi; el wifi del ordenador (el mío, el que debería permanecer conectado a mí, a veces, tampoco me funciona, pero de eso ya hablaremos en otro momento). 
En fin, que la red wifi decía que nanis-nanitis, aunque, sí que aparecía una indicación de la temperatura ambiente. ¡Qué curioso! El ordenador, como los humanos, cuando no tenemos nada que decir, hablamos del tiempo: 24ºC. Lluvia suave. Nubes y claros. "Sin noticias de Gurb" (un libro que me gustó mucho).

Bueno, hablando de la 3D, la densidad en la que nos movemos, la que nos deja fuera de cobertura en algún momento, añadir que está obsoleta, antigua, que pertenece al antiguo paradigma; se nota porque todo aparece en blanco y negro (el color del recuerdo), sin calado, con borrones o fuera de cobertura (mírenlo ustedes y se darán cuenta de que ya no pasa nada extraordinario, todo es repetitivo, de los ancestros, del "se hace así y te pones el chaquetón porque yo lo digo").En cambio, cuando asciendes a 5ª dimensión (que está ahí, a la vuelta de la esquina) ¡guaaauuu!, hasta compras un paquete de pipas con cáscara y la mayor parte las encuentras peladas.

El otro día, sin ir más lejos, necesitaba un lápiz de los ojos específico y lo habían dejado de fabricar. ¡Vaya! La chica me ofreció otro muy parecido y mucho mejor de precio. Lo compré. Y ahora resulta que el lápiz será mágico, porque me ha mejorado la visión. Por ejemplo, donde antes solo veía gente pedante, charlando de tonterías, ahora veo personas como yo, con sus miedos  e inseguridades, unas acomodadas en su ignorancia, otras que quieren salir de ahí y todas a cuestas con su personaje, el que somos. Y lo que en otro estado de consciencia cabrea, como la demora en las colas del super,  ahora lo disfruto, espero y me distraigo en el juego de ver si acierto el total de euros en la cuenta del cliente de delante. "¡Uy!, por poco, con este me equivoqué en dos euros".
Nada te turbe,
Nada te espante
Todo se pasa,

Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza... (Sta. Teresa de Jésús).

Por cierto, el vibrar bajo, preocuparse por las cosas y las colas del super también son del viejo paradigma. 


domingo, 30 de octubre de 2022

ME TRATAN COMO YO ME TRATO


ME TRATAN COMO YO ME TRATO

«Si no te gusta cómo te tratan los demás, mira a ver cómo te estás tratando tú»

Yo es que, cuando escuché la frase, se me quedó cara de acelga escurrida: ¿qué tendrá que ver una cosa con la otra?, me dije.  Pues mire usted, sí que tiene que ver, y mucho. Lo que yo veo en los demás es lo que yo tengo dentro, y lo que ellos me representan es lo que necesito mejorar en mí (apúntate eso y lo cuelgas en la puerta de la nevera). Si tomas los pedacitos de un espejo esparcidos por el suelo, veras que te puedes mirar en cada uno de ello y que apareces completo en todos: todos eres tú (bueno, es una metáfora, pero lo explica bien), pues lo que te muestran los demás tienes que mirártelo tú, porque los demás, en ese momento, son tú. “Qué envidiosa es mi vecina” Perdona, mírate tú a ver por qué ves ese defecto en tu vecina. “Mi pareja me engaña”, pues a ver dónde te estás engañando tú para que tu pareja te lo muestre. Recordemos que el Universo se vale de todo esto para hacernos ver lo que no vemos. En cuanto lo comprendo, lo acepto, lo trabajo y lo soluciono (en mí) el otro deja de mostrármelo, deja de hacerlo.

Tengo una amiga que se queja de que  a veces, cuando envía mensajes al móvil, la gente no le contesta, que la ignoran. Le pregunté si ella se estaba teniendo en cuenta a sí misma y se colocó el dedo de pensar en la boca: «Ummm! Pues creo que no. Cedo demasiado con los demás, dejo que me manipulen, no opino, me arrugo, no me tengo en cuenta…». ¡Voi-là! Mi amiga trabajó en esto, comenzó a escucharse, a preguntarse qué es lo que realmente quería hacer en cada momento, empezó a tenerse en cuenta y a respetarse. Desde entonces ya le funcionan los mensajes, quiero decir que la gente le contesta  al móvil. Yo me pongo enseguida a trabajarme la desconfianza (que reviso la cuenta de los bares cien veces, por miedo a que me cuelen algo que no es mío). ¿Qué se me ha colado en mi vida que no es mío y yo me hice cargo sin ser consciente?

Qué bueno es el Universo dando pistas, no me digan que no…

sábado, 15 de octubre de 2022

MÁS CORTO

 MÁS CORTO


 

        Sí, ya sé, los escritos de facebbok más cortos, que no hay tiempo de leer tanto, que también hay que ver la receta de los fideos con almejas, las fotos del viaje que hizo mi vecina a su pueblo, el cumpleaños de una que no sé quién es, el libro que acaba de publicar el tipo ese que no me acuerdo del nombre... En fin, que sí, que seré breve (como la saliva en la plancha) para que puedan pasear la vista por otros post (¿Nos vamos de Post?).

      A ver si consigo sintetizar en unas frases lo que quería decir en varias páginas: Mari, que no te preocupes, que lo que tenga que llegar a tu vida llegará (tanto lo bueno como lo malo). Que no hay nada malo, solo oportunidades para el crecimiento personal. Que todo lo que ocurre está dentro de ti, porque eres tú quien interpreta el mundo. Que si quieres que algo cambie, cambia tú. 

       Otro día contaré acerca de las sincronicidades, que a mí me ocurren mucho. La más reciente tiene que ver con Leonardo, el nombre del protagonista de mi novela: “Operación Sapo”. Yo iba un día por la playa y veo a un chaval de unos once años… ¡Uf! Me acaba de sonar la alarma, me la puse para que me avise de dónde tengo que terminar un escrito si quiero que me lean; que hay que llenar el cántaro (nada, tonterías mías). Por cierto, añado una frase por si les da tiempo a leerla. “La vida cuanto más vacía más pesa”. Y lo que más crece cuanto más le quitas es el desconchón.

Buen día…

sábado, 10 de septiembre de 2022

¿ES MENTIRA?

 ¿ES MENTIRA?

 


Si  Dios creó el mundo es asunto de él hacerse cargo del mundo, no tuyo.  

(Ramana Maharsi).

 

A mí esto me ha costado verlo, porque yo era de las que quería intervenir en cosas que no me concernían Por ejemplo, si veía a alguien mirando la hora del autobús en el cartelito de la parada, enseguida me acercaba y le decía: “Llega en cinco minutos, tengo descargada la App, mire, ¿lo ve?…” Y le enseñaba el móvil. O si escuchaba preguntar por una tienda en particular y la persona interrogada no sabía contestar, yo me metía diciendo: “Esa tienda está al final de la calle a mano izquierda, junto a la farmacia” También, en el supermercado, y sin que nadie me preguntara, informaba a la gente dónde estaban las bolsas de la fruta si veía que  andaban buscándolas. ¡Pero alma de cántaro!, ¿te han preguntado a ti? ¿Es de tu incumbencia el que haya una persona que no encuentra una tienda, otra que no sepa guiarla o alguien que no ve el rulo de las bolsas de fruta delante de sus narices? ¿Y si Dios, el Universo, el Uno o el Otro… ─o como cada cual llame al Creador─ no quiere que esa persona encuentre lo que anda buscando, o busque ella lo del autobús, o no llegue a la tienda en cuestión por algún motivo, o sin motivo, o porque tiene que aprender algo, o recordarlo, o vete tú a saber por qué? ¿Quién soy yo para interferir en esos planes? Otra cosa sería que me preguntaran a mí directamente o que solicitara mi ayuda (que ya vería yo si es que ella no puede solucionarlo por sí misma, o es un poco abusona).

 En fin, que vamos resolviendo la vida de los demás sin tener resuelta la nuestra. ¿Es mentira?

Yo es que la frase de Ramana Maharsi la veo muy sabia. No sé. Comprendo que existen muchas cosas que no son de mi competencia y, sin embargo, las quiero arreglar yo (trabajo y familia incluidos). Como el día que me pasé buscando a un chico al que se le cayó el móvil al suelo al arrancar la moto. ¿Y si tenía que perder el móvil ese día por lo que sea? ¿Quién soy yo para  inmiscuirme en los planes divinos y devolvérselo a toda costa, en vez de entregarlo en un puesto de la policía, como se suele hacer, y que se encarguen ellos? Pues encontré al chaval a las tres horas, cerca de donde lo perdió. Se lo devolví, perdí tres horas de mi día, el autobús para ir al trabajo, se me dobló el tobillo y casi me muerde un perro. En fin, que ese día le di trabajo al Divino porque la que tenía que aprender era yo. Ahora comprendo lo que significa la “no intervención” (eso que yo escuchaba en las noticias y me sonaba a guerra; y puede que lo fuera, porque no veas qué despliegue de contrariedades tuve por meterme donde no me llaman).

¿Significa esto que me tiene que importar un pimiento lo que necesiten los demás? ¡No! Claro que me importa, pero con algunas máximas:

1.- No hagas a los demás lo que puedan hacer ellos por sí mismos.

2.- Mira si lo que estás resolviendo forma parte de tu trabajo, te corresponde o es de tu incumbencia (estar pendiente de si la gente necesita una mascarilla en el autobús para darle una de las tuyas incluido).

3.- Pregúntate siempre que vayas a intervenir en alguna cuestión que no sea tuya, de tu trabajo o de la que no te hayan pedido opinión o intervención, desde dónde quieres inmiscuirte ahí y si pudieras estar interviniendo en el proceso de lo que otros tienen que vivir y tú se lo vas a cortar pensando que les ayudas.

4.- Si te quieres meter tinta en el cuerpo, te puedes tatuar la frase de Ramana Maharsi, así, tal cual, sin traducir.

 

M.M.Alfaya.