miércoles, 16 de diciembre de 2020

AL OTRO LADO DEL PAPEL

 

AL OTRO LADO DEL PAPEL

 

Aunque es sábado, hoy tengo una tarea importante: escribir una carta, a mano y con el corazón.

Si te cuesta saber lo que significa expresarte con el corazón, te diré que la mente tiene que quedar fuera, es decir, eliminar lo políticamente correcto, no pensar si a la otra persona le va a molestar o doler lo que escribas, dejarte de floripondios y expresiones rimbombantes y decir lo que sientes de forma clara, respetuosa y honesta (sobre todo contigo).

Este tipo de cartas hay que escribirlas a mano, da igual si la persona existe o ya desencarnó, porque en el subconsciente no cabe ni el tiempo ni el espacio; y menos lo material, solo tú sabes que eso que bulle y flota en las profundidades ha de emerger, hacerse consciente y digerirse. Créeme, la mejor manera de liberar los atranques es escribir (a tu padre, a tu hermano, a tu pareja…, a quien necesites). No hace falta que le envíes la carta, con la física cuántica esto le va a llegar solo con escribirlo; luego lo puedes guardar, tirar, o lo que quieras… 

El ritual es el siguiente:

Busca un momento del día en el que te sientas bien, libre de obligaciones. Acomódate en un rincón de la casa que te guste. Enciende un incienso (si eres de purificar el entorno). Toma papel y boli. Respira hondo y escucha tu corazón; la mente hay que dejarla en la ventana, que no intervenga. Imagina que esa persona a la que vas a escribir y expresar todo lo que necesitas está ahí, al otro lado del papel (aunque lleve muchos años en el cielo o viva en otro barrio o ciudad). Y comienza a escribir:

Querido papá. Quería decirte que, aunque estabas ahí de forma física, como padre te sentí ausente…

(Si lloras no pasa nada, las plantas crecen con agua).

 

FELICES SIESTAS

 

FELICES SIESTAS

 

No, no me confundí. La siesta aquí en Andalucía es famosa. Se trata de cerrar los ojos un ratito después de comer; y más ahora que el tiempo se presta a mantita, reflexión y sofá.

Con respecto a las fiestas, pues, yo, lo de siempre…, que no me apunto a un carro que me “vende” una felicidad momentánea, en un tiempo concreto y bajo requisitos tan poco transparentes como que es ahora cuando tenemos que querernos, regalarnos y ser buenos y solidarios. Y el resto del año ¿qué? Pero si los malos no existen, todo forma parte de la película y el papel que hayamos elegido representar en la matrix ¡Uy, uy, uy! Que se me va la lengua y luego pasa lo que pasa, que comprender esto me cuesta hasta a mí, y mira si decía mi abuela que yo era lista…

En fin, que todo va a salir bien, porque todo depende de cómo interpretemos la película cada cual. Y si te apetece engancharte al carro de las fiestas, pues te enganchas, que lo importante es que seas tú en cada momento y disfrutes, porque despertar no vamos a despertar todos, echemos la siesta o no. Je, je.