AL OTRO LADO DEL PAPEL
Aunque es sábado, hoy tengo una tarea importante: escribir una
carta, a mano y con el corazón.
Si te cuesta saber lo que significa expresarte con el corazón, te
diré que la mente tiene que quedar fuera, es decir, eliminar lo políticamente
correcto, no pensar si a la otra persona le va a molestar o doler lo que
escribas, dejarte de floripondios y expresiones rimbombantes y decir lo que
sientes de forma clara, respetuosa y honesta (sobre todo contigo).
Este tipo de cartas hay que escribirlas a mano, da igual si la
persona existe o ya desencarnó, porque en el subconsciente no cabe ni el tiempo
ni el espacio; y menos lo material, solo tú sabes que eso que bulle y flota en
las profundidades ha de emerger, hacerse consciente y digerirse. Créeme, la
mejor manera de liberar los atranques es escribir (a tu padre, a tu hermano, a
tu pareja…, a quien necesites). No hace falta que le envíes la carta, con la
física cuántica esto le va a llegar solo con escribirlo; luego lo puedes
guardar, tirar, o lo que quieras…
El ritual es el siguiente:
Busca un momento del día en el que te sientas bien, libre de
obligaciones. Acomódate en un rincón de la casa que te guste. Enciende un
incienso (si eres de purificar el entorno). Toma papel y boli. Respira hondo y
escucha tu corazón; la mente hay que dejarla en la ventana, que no intervenga.
Imagina que esa persona a la que vas a escribir y expresar todo lo que
necesitas está ahí, al otro lado del papel (aunque lleve muchos años en el
cielo o viva en otro barrio o ciudad). Y comienza a escribir:
Querido papá. Quería decirte que, aunque estabas ahí de forma física, como padre te sentí ausente…
(Si lloras no pasa nada, las plantas crecen con agua).