Hoy,
con lo rápido que va todo y la comunicación por watsapp, pienso que convendría
utilizar las frases positivas y eliminar las palabras que no deberían sonar y
confundirnos. Por ejemplo: Si digo: “No llegaré tarde”, la persona, si lee el
mensaje rápido, igual lo que se le queda es “tarde”. Mientras que si digo:
“Llegaré temprano” la cosa cambia.
Otros ejemplos:
“No me grites”
(“Háblame despacio”; elimino “grites”).
“No dejen la basura fuera del contenedor”
(“Dejen la basura dentro del contenedor”; elimino “fuera”).
Y, como rectificar
es de sabios (no me beso porque no me alcanzo// me besaré cuando me alcance)
ahora digo que algunas frases negativas funcionan mejor que las positivas.
¿Cómo es eso?
Muy sencillo. Dicen
que el futuro no existe, que el pasado tampoco existe, que hay que mantenerse
en el presente a toda costa. Sí, guay, perfecto, te lo compro, pero ¿cómo se
hace eso? Porque no olvidemos que la mente tiene sus propias estrategias para “enredarte”
y traerte preocupaciones, miedos, inseguridades y todo tipo de contrariedades
que no están ocurriendo, pero que ella te dice que podrían ocurrir…
De repente me dije:
Necesito algo que me mantenga en el «aquí y ahora», y no me vale una pulserita
roja, un tatuaje, ni siquiera lo que dice la PNL con respecto a los «anclajes»;
creo que Rafa Nadal es un ejemplo de utilizar «anclajes» a la hora del saque.
Lo que yo necesito es una especie de «mantra» positivo que repetir y repetir
cada vez que sienta que me salgo del presente, que me desconecto. Pero, claro,
mi saque es muy distinto al de Nadal, porque el partido lo juego yo conmigo
misma y contramigo misma (vaya ´palabro´ que me acabo de inventar).
En fin, que no sé si
os servirá, pero yo, de momento, y mientras nadie me confirme lo contrario, el "anclaje" que mejor me va para conseguir estar en el presente y evitar que la
mente me enrede, es repetir esta negación tan positiva: «No hay ningún sitio al
que llegar».