miércoles, 9 de noviembre de 2022

NOS MUDAMOS

Pues sí, nos mudamos. La Tierra ya nos dio bastantes oportunidades. ¿No hacéis caso? ¡Hala! Ahí tenéis el Planeta Rojo, listo para recibir al niño humano que sigue dormido y sin querer hacerse responsable de sus cosas. Y, ojo, que las instrucciones están claras: nada de llevarte la colección de zapatos, el coche, los ahorros, el plan de pensiones... No te puedes llevar nada. Todo lo más, tu cuerpo serrano (y si no te gusta, incluso lo puedes dejar aquí y pedirte otro). Por lo demás, nada; se acabó el acumular, el llenarte los bolsillos de tonterías que no sirven, el atiborrar la nevera, el trastero, el armario, la cuenta del banco... ¿Y el móvil? ¿Nos podremos llevar el móvil? ¡Ostras! O yo no me explico o tú no te enteras; observa mi boca: ¡Nada es Nada!

¿Qué cómo nos comunicaremos entonces? Por telepatía, avance, tecnología nueva, “Planeta Rojo is differet”.

¿Los animales y los niños? Los primeros en salir, ellos están totalmente despiertos y no van a consentir por más tiempo que les trasmitamos nuestros programas, nuestra tontura, la desidia, los berrinches, nuestra falta de madurez. Se acabó el echar la culpa fuera, el que nadie me quiere, el que no me respetan, el todo me sale mal, el acumular enfermedades por no querer escucharnos, por agarrarnos a las faldas de mamá, del amigo, de los hijos, de la pareja… ¡Venga ya! ¡Espabila! ¿Qué no? Pues, ahí te pongo las maletitas y me sacudo para quitarme las pulgas (dice la Tierra; y se va a sacudir muy pronto).

Por cierto, la mudanza se hará de forma ordenada y sin aspavientos (a menos que sigamos montando cirios donde no los hay). Tú te duermes, como el gusanito en su crisálida, y cuando despiertes: ¡voi-lá! A volar. Saldrás a la calle y verás la sabia brillante circulando entre las ramas de los árboles; las calles limpias y perfumadas; la gente con sus trajes de cristal; los centros de salud cerrados por falta de clientela. Los bancos y los supermercados, igual, porque ya no necesitaremos otra cosa que fluir, disfrutar y fluir. ¡Yupyyyy!  Y la Tierra podrá respirar tranquila y volver a su época de esplendor sin tanta basura, sin tanto desperdicio, sin tanto bichejo dañino acumulado. Y, desde los ventanucos del transporte donde viajaremos, se verá el planeta, allí, a lo lejos, azulito y mullido, desperezándose para volver a su origen. Y el niño humano tendrá que crecer y hacerse responsable, si no quiere perder otra vez el privilegio de ser especial, un ser de luz, y habitar un planeta con todo lo necesario para la vida.



 ¿Cuándo será esto?

Tú vete poniendo en cola, aunque, según tengo entendido, como ya nos ha pillado con los adornos de Navidad en las calles, con la previsión de almacenaje de regalos y dulces de los grandes almacenes y que la tía Pepita (a la que no vemos desde el año pasado) ya compró su billete de avión para las fiestas, el esperar un mes más y colarnos en el 2023 no va a suponer ningún contratiempo; total, si los que estamos ya somos los elegidos… Eso sí, vete despidiendo del paradigma antiguo, porque el dinero, la comida, el sufrimiento, la pena, la enfermedad y todo eso, se acabó (ya era hora).

En fin, que nos mudamos. Una mudanza sin precedentes, nos vamos a un planeta distinto, nuevo, con todo lo que necesitamos para nuestro despertar; y yo esta mañana preocupada porque no aparecía el lápiz de los ojos y perdía el autobús… (si es que no tenemos remedio).

 

Mercedes M. Alfaya.

martes, 1 de noviembre de 2022

NADA TE TURBE


Hoy no me funcionaba el wifi; el wifi del ordenador (el mío, el que debería permanecer conectado a mí, a veces, tampoco me funciona, pero de eso ya hablaremos en otro momento). 
En fin, que la red wifi decía que nanis-nanitis, aunque, sí que aparecía una indicación de la temperatura ambiente. ¡Qué curioso! El ordenador, como los humanos, cuando no tenemos nada que decir, hablamos del tiempo: 24ºC. Lluvia suave. Nubes y claros. "Sin noticias de Gurb" (un libro que me gustó mucho).

Bueno, hablando de la 3D, la densidad en la que nos movemos, la que nos deja fuera de cobertura en algún momento, añadir que está obsoleta, antigua, que pertenece al antiguo paradigma; se nota porque todo aparece en blanco y negro (el color del recuerdo), sin calado, con borrones o fuera de cobertura (mírenlo ustedes y se darán cuenta de que ya no pasa nada extraordinario, todo es repetitivo, de los ancestros, del "se hace así y te pones el chaquetón porque yo lo digo").En cambio, cuando asciendes a 5ª dimensión (que está ahí, a la vuelta de la esquina) ¡guaaauuu!, hasta compras un paquete de pipas con cáscara y la mayor parte las encuentras peladas.

El otro día, sin ir más lejos, necesitaba un lápiz de los ojos específico y lo habían dejado de fabricar. ¡Vaya! La chica me ofreció otro muy parecido y mucho mejor de precio. Lo compré. Y ahora resulta que el lápiz será mágico, porque me ha mejorado la visión. Por ejemplo, donde antes solo veía gente pedante, charlando de tonterías, ahora veo personas como yo, con sus miedos  e inseguridades, unas acomodadas en su ignorancia, otras que quieren salir de ahí y todas a cuestas con su personaje, el que somos. Y lo que en otro estado de consciencia cabrea, como la demora en las colas del super,  ahora lo disfruto, espero y me distraigo en el juego de ver si acierto el total de euros en la cuenta del cliente de delante. "¡Uy!, por poco, con este me equivoqué en dos euros".
Nada te turbe,
Nada te espante
Todo se pasa,

Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza... (Sta. Teresa de Jésús).

Por cierto, el vibrar bajo, preocuparse por las cosas y las colas del super también son del viejo paradigma.