sábado, 31 de julio de 2021

EL LABERINTO

 

Ahora, desde mi silla de escritorio, cuando vuelvo la mirada hacia la ventana y veo la calle, la gente que transita adormecida de un lugar a otro, los coches que suben y bajan por el tramo de carretera, la pequeña glorieta zen con arbolito, arena con olas de tierra blanca, piedrecitas dispersas, peñascos varios y floración circundante, ahora, cuando miro todo eso, no puedo por menos que pensar si no se tratará de un escenario estratégicamente colocado ante nosotros para que sigamos viviendo el sueño que algún Dios, arrogante y egocéntrico, preparó en favor de su alimentación y deleite. ¿Y si fuera verdad que andamos atrapados en un laberinto sin sentido del que nunca despertaremos? ¿Y si fuera verdad que dentro de nosotros existe la clave y la llave divina con instrucciones precisas para escapar de ahí? Trascender sería la única manera de descubrir esto, observar el laberinto, memorizar la senda y vislumbrar la salida. Algo germina en mi interior, desintegra el miedo y me dice: ¡Adelante!

viernes, 16 de julio de 2021

TENGO UN AMIGO

 

Tengo un amigo que me está enseñando a montar en bicicleta. Antes, yo lo intentaba sola, aunque, como siempre terminaba en el suelo, lo dejé. Él dice que no debo tener miedo, que las caídas forman parte del aprendizaje y que lo importante es la paciencia, mantener el equilibrio y no perder de vista el frente.

Ayer lo pasamos de fábula, porque como soy tan loca, al llevar a cabo una maniobra por mi cuenta, casi me estampo contra el muro. Entonces, mi amigo me agarró del sillín y corrió conmigo: “Eso es, eso es”, decía, y yo sentí que me elevaba en el aire.

Cuando se fue, estuve practicando un rato y me parecía que él seguía allí, a mi lado, dándome aliento y recordándome que puedo conseguir todo aquello que me proponga. Qué curioso, a veces pienso que los amigos son como ángeles; pero mi amigo más.

miércoles, 14 de julio de 2021

LA CONFUSIÓN VIVE ARRIBA


Sí, ya sé que la película de Marilyn no se llama así, pero es que el título de esta entrada no tiene nada que ver con ninguna película; miento, sí que tiene que ver con una película, la que vivimos aquí, en la Tierra. ¿Qué no…?

Resulta que, al parecer (y no lo afirmo yo, porque todavía no tengo constancia de ello, sino la Sabiduría Hiperbórea) tanto la historia desplegada en los libros del cole como el propio Jesús de Nazaret y todo lo que nos han contado —y nos cuentan—acerca del mundo, su evolución y sus alrededores, podría resultar una farsa, un timo, una trampa. ¿Para qué? ¿Con qué intención? Muy fácil, con la intención de que el Espíritu (que es lo que en realidad somos, y que no tiene nada que ver con el alma), el Espíritu, digo, con toda su fuerza, su pureza y su divinidad, permanezca dormido dentro de nosotros por los siglos de los siglos, y jamás descubramos quiénes somos y el gran poder que albergamos.

Yo esto ni lo afirmo ni lo descarto: “Existo, luego dudo”. Pero es que, si eso fuera cierto, la humanidad entera estaría adormecida, atontada, sonámbula y al servicio de un “Dios” que no es el verdadero; y que, por ende, no vive ahí arriba, ni abajo ni al lado. Y a raíz de esta especie de “chispa” de duda que se activa en mí y que seguro que atrae más críticas y desacuerdos que admiradores y felicitaciones (medalomismo), me surgen las mismas preguntas que la Humanidad viene arrastrando desde los orígenes, y que todavía (a estas alturas) permanecen sin respuesta: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Y, sobre todo, y lo más importante: ¿Quiénes somos? Visto lo visto, me queda un buen trabajito pendiente, porque yo quiero despertar (que no es lo mismo que abrir los ojos).

Y claro está, después de ver las campañas de marketing para mantenernos en la rueda del consumismo: «Porque tú lo vales» «Te lo llevamos a casa» «No pierdas esta oportunidad», amén de los consabidos “Mensajes subliminales” que se cuelan en nuestro cerebro sin que nos demos cuenta, yo es que me lo cuestiono todo (y me da igual lo que piensen de mí, porque me agarro a esa frase que dice: «El que no está loco lo andan buscando», lo que indica que la locura forma parte del patrimonio nacional; aunque mi locura es distinta, porque no se ajusta a los diagnósticos establecidos ni a los patrones generales, por lo que, si se tratara de locura, sería una locura de otra vibración; ¡jope! mira que me gusta añadir rizos al moño…).

           En fin, a lo que iba… ¡Uff! ¡Qué masque me acabo de montar!, ¿no? Con lo fácil que resultaría hablar de mi libro, del ciclo vital de las mariposas o compartir un video donde aparece una jirafa pariendo y recibir 150 mil “me gusta”, 3.254 comentarios y 28 mil veces compartido. Pero es que ya lo decía mi abuela: «Esta niña tiene un peligro muy positivo y es que, cuando algo no le cuadra, le da igual que caigan troglofantes del cielo o se abra la tierra bajo sus pies, que ella agarra su lupa y a investigar». Y eso hago, seguir la pista a todo esto que ha llegado a mis manos a ver si descubro por qué no avanzamos y por qué tanta distracción ahí fuera con nimiedades que nos apartan de lo esencial, de lo verdaderamente importante que es buscar respuestas en nuestro archivo interno, porque, al parecer, todo está ahí, en el interior, solo que sepultado bajo una escombrera implantada y recubierta de azúcar y caramelo. ¡Ostras! me ha venido a la cabeza el cuento de “La casita de chocolate” con ese abandono en el bosque y la inocente confusión ante la imposibilidad de regresar a casa (en este caso al Origen) todo ello aderezado con ese reclamo exterior -apetitoso y dulzón- dentro del que se ocultaba el verdadero motivo de tan singular montaje. ¿Llevará esta historia uno de esos subliminares y metafóricos mensajes con respuesta a tantas preguntas y conjeturas sin resolver?

       Me voy a investigar…

domingo, 11 de julio de 2021

RECULANDO, JAMÁS


Estoy haciendo un curso intensivo sobre Asertividad; ya saben: La Asertividad se define como "la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. La Asertividad consiste también en hacer y recibir cumplidos, y en hacer y aceptar quejas". 

Pues mira tú que todavía me cuesta, por ejemplo, decirle al socorrista de la piscina que se ha pasado por el forro lo que le comenté acerca de las duchas, porque siguen perdiendo agua. O pedirle a mi vecina que me devuelva ya el destornillador que me pidió hace por lo menos cinco lustros (que suena a mucho tiempo, aunque solo haya pasado un mes). Además, estaba escribiendo un mensaje a un amigo con pizquita de acidez, porque ya me toca las narices su actitud con respecto a algo que tenemos pendiente (da igual lo que sea, lo importante es que no me lo quede dentro).

Vuelvo a leer la definición de "Asertividad", respiro, cierro los puños y... ¡joder! me frena lo de "amable".

Porque a ver, ¿cómo le pido yo a mi vecina el artilugio de forma "amable" cuando me lo tendría que haber devuelto el mismo día que lo utilizó? Quema la sangre, ¿no?...

Me voy a echar un poco de agua fría en las miles (digo, en las sienes), a ver si funciona. ¡Plis! ¡Plis! Qué fresquita. Ya estoy más entonada.

Abro la puerta y me voy al piso de abajo: "Hola, guapa, imagino que ya no necesitas el destornillador que te presté, ¿verdad? Si te parece, me lo llevo, que lo necesito. Gracias".

¡Perfecto! Sobró lo de "que lo necesito", porque no era cierto, y porque añade justificación, pero, mira, funcionó.

Lo del socorrista lo dejo para mañana, cuando esté la piscina abierta. Y lo del amigo, por mis mulas que le paso ahora mismo un mensaje al móvil, o lo llamo, y le suelto de una  vez lo que pienso del asunto. Bueno, primero me conecto musiquita relajante para no entrar a "matar", pero soltarlo, lo suelto, claro que lo suelto. Yo, por dentro, ya no me acidifico más. ¿Qué cómo lo haré? Apretando los dientes y esperando a que llegue la claridad, la serenidad, la amabilidad y la Asertividad, pero reculando, ¡jamás!

 

lunes, 5 de julio de 2021

FORMATEAMOS SU VIDA


—Hola, ¿me puede explicar en   qué consiste lo de formatear la vida?

—Desde luego. Mire, se trata de eliminar de su cabeza todo lo que no le guste, tipo: malos pensamientos, heridas, recuerdos que duelen, momentos ingratos… Ya sabe, todo está en la cabeza, y un limpiadito de vez en cuando, no viene mal.

—Qué interesante. Y, dígame, ¿cómo lo hacen?

—Muy sencillo. Limpiamos su disco duro, entero o fragmentado. Usted lo único que tiene que hacer es dejarnos su cabeza y, en unos días, se la devolvemos nueva.

—¿Qué    les    deje   mi   cabeza? Y, ¿cómo    me    las   arreglo   mientras?

—Por eso no se preocupe. Nosotros le proporcionamos una hasta que recupere la suya. Puede elegir modelo. Mire, todas llevan incorporados unos filtros que se adaptan perfectamente a cualquier situación incómoda y que resuelven de manera efectiva todo aquello para lo que usted no se encuentre preparada o no le apetezca abordar. También cuentan con un interruptor manual que usted puede apagar en caso de que quiera pasar de un asunto, de una amiga, de su jefe o de cualquier otra persona o cuestión que no le agrade. Tienen carga de batería hasta 12 horas, transcurridas las cuales, ha de colocar la cabeza en este aparato para su recarga. Por lo general, si la apaga por la noche, evitará el insomnio y las pesadillas. Y lo más importante, nuestras cabezas en préstamo se pueden personalizar. ¿Qué le parece esta?

—¿Amelie?

—Correcto. Yo creo que le vendría bien mientras limpiamos la suya.

—Acepto. Pero, oiga, cuiden bien de mi cabeza ¿eh?, solo tengo una.

—Desde luego, por eso no se preocupe. Firme aquí..., aquí... y, aquí... Muy bien. Pues ya me la puede entregar.

       La verdad es que nunca había probado a quitarme la cabeza y sentí miedo, aunque salió sin problema. El hombre me ayudó a colocarme la de Amelie mientras lanzaba la mía a un cesto donde había otras cabezas esperando        formateo. No sé, acostumbrarse a otra vida, aunque sea por unos días, cuesta, por mucho que me quejara de la mía. Y, lo  peor es que me echo de menos.

domingo, 4 de julio de 2021

COMETAS EN EL CIELO

 

Ayer no encontré mi tetrabrik de leche en la nevera. Tampoco me saludó la vecina de arriba cuando nos cruzamos en la puerta. Han vendido el ático que me gustaba y el cajero automático estaba fuera de servicio. 

Desayuné un lánguido café frío en el bar de la esquina; y, por más que corrí, no pude alcanzar el autobús de las ocho, con lo que me tuve que empeñar al galope para llegar a tiempo a la oficina.

Mi jefe olvidó su cara amable en alguna percha, y mis compañeros de trabajo andaban tan atareados que ni siquiera me pude desahogar con ellos. Se me rompió el collar de piedrecitas que me regalaron por mi cumple y, encima, me di cuenta de que me había dejado el móvil en casa.

A media mañana, un cliente insatisfecho me vomitó en la cara todo tipo de quejas e improperios; menos mal que se habían terminado las etiquetas de «Váyase usted a la mierda», que si no... Además, entre los mensajes que recibí al correo, no encontré el que esperaba.

Por la tarde, me picó una avispa en el tobillo y se me fue la conexión a internet cuando buscaba un hotelito de fin de semana para descansar.

Sin embargo, ocurrió algo sorprendente, y es que comprendí que, sin mi permiso, nada de eso conseguiría borrar mi sonrisa de piruleta.

Hace sol y he dejado volar mi cometa.