lunes, 5 de julio de 2021

FORMATEAMOS SU VIDA


—Hola, ¿me puede explicar en   qué consiste lo de formatear la vida?

—Desde luego. Mire, se trata de eliminar de su cabeza todo lo que no le guste, tipo: malos pensamientos, heridas, recuerdos que duelen, momentos ingratos… Ya sabe, todo está en la cabeza, y un limpiadito de vez en cuando, no viene mal.

—Qué interesante. Y, dígame, ¿cómo lo hacen?

—Muy sencillo. Limpiamos su disco duro, entero o fragmentado. Usted lo único que tiene que hacer es dejarnos su cabeza y, en unos días, se la devolvemos nueva.

—¿Qué    les    deje   mi   cabeza? Y, ¿cómo    me    las   arreglo   mientras?

—Por eso no se preocupe. Nosotros le proporcionamos una hasta que recupere la suya. Puede elegir modelo. Mire, todas llevan incorporados unos filtros que se adaptan perfectamente a cualquier situación incómoda y que resuelven de manera efectiva todo aquello para lo que usted no se encuentre preparada o no le apetezca abordar. También cuentan con un interruptor manual que usted puede apagar en caso de que quiera pasar de un asunto, de una amiga, de su jefe o de cualquier otra persona o cuestión que no le agrade. Tienen carga de batería hasta 12 horas, transcurridas las cuales, ha de colocar la cabeza en este aparato para su recarga. Por lo general, si la apaga por la noche, evitará el insomnio y las pesadillas. Y lo más importante, nuestras cabezas en préstamo se pueden personalizar. ¿Qué le parece esta?

—¿Amelie?

—Correcto. Yo creo que le vendría bien mientras limpiamos la suya.

—Acepto. Pero, oiga, cuiden bien de mi cabeza ¿eh?, solo tengo una.

—Desde luego, por eso no se preocupe. Firme aquí..., aquí... y, aquí... Muy bien. Pues ya me la puede entregar.

       La verdad es que nunca había probado a quitarme la cabeza y sentí miedo, aunque salió sin problema. El hombre me ayudó a colocarme la de Amelie mientras lanzaba la mía a un cesto donde había otras cabezas esperando        formateo. No sé, acostumbrarse a otra vida, aunque sea por unos días, cuesta, por mucho que me quejara de la mía. Y, lo  peor es que me echo de menos.

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