miércoles, 14 de julio de 2021

LA CONFUSIÓN VIVE ARRIBA


Sí, ya sé que la película de Marilyn no se llama así, pero es que el título de esta entrada no tiene nada que ver con ninguna película; miento, sí que tiene que ver con una película, la que vivimos aquí, en la Tierra. ¿Qué no…?

Resulta que, al parecer (y no lo afirmo yo, porque todavía no tengo constancia de ello, sino la Sabiduría Hiperbórea) tanto la historia desplegada en los libros del cole como el propio Jesús de Nazaret y todo lo que nos han contado —y nos cuentan—acerca del mundo, su evolución y sus alrededores, podría resultar una farsa, un timo, una trampa. ¿Para qué? ¿Con qué intención? Muy fácil, con la intención de que el Espíritu (que es lo que en realidad somos, y que no tiene nada que ver con el alma), el Espíritu, digo, con toda su fuerza, su pureza y su divinidad, permanezca dormido dentro de nosotros por los siglos de los siglos, y jamás descubramos quiénes somos y el gran poder que albergamos.

Yo esto ni lo afirmo ni lo descarto: “Existo, luego dudo”. Pero es que, si eso fuera cierto, la humanidad entera estaría adormecida, atontada, sonámbula y al servicio de un “Dios” que no es el verdadero; y que, por ende, no vive ahí arriba, ni abajo ni al lado. Y a raíz de esta especie de “chispa” de duda que se activa en mí y que seguro que atrae más críticas y desacuerdos que admiradores y felicitaciones (medalomismo), me surgen las mismas preguntas que la Humanidad viene arrastrando desde los orígenes, y que todavía (a estas alturas) permanecen sin respuesta: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Y, sobre todo, y lo más importante: ¿Quiénes somos? Visto lo visto, me queda un buen trabajito pendiente, porque yo quiero despertar (que no es lo mismo que abrir los ojos).

Y claro está, después de ver las campañas de marketing para mantenernos en la rueda del consumismo: «Porque tú lo vales» «Te lo llevamos a casa» «No pierdas esta oportunidad», amén de los consabidos “Mensajes subliminales” que se cuelan en nuestro cerebro sin que nos demos cuenta, yo es que me lo cuestiono todo (y me da igual lo que piensen de mí, porque me agarro a esa frase que dice: «El que no está loco lo andan buscando», lo que indica que la locura forma parte del patrimonio nacional; aunque mi locura es distinta, porque no se ajusta a los diagnósticos establecidos ni a los patrones generales, por lo que, si se tratara de locura, sería una locura de otra vibración; ¡jope! mira que me gusta añadir rizos al moño…).

           En fin, a lo que iba… ¡Uff! ¡Qué masque me acabo de montar!, ¿no? Con lo fácil que resultaría hablar de mi libro, del ciclo vital de las mariposas o compartir un video donde aparece una jirafa pariendo y recibir 150 mil “me gusta”, 3.254 comentarios y 28 mil veces compartido. Pero es que ya lo decía mi abuela: «Esta niña tiene un peligro muy positivo y es que, cuando algo no le cuadra, le da igual que caigan troglofantes del cielo o se abra la tierra bajo sus pies, que ella agarra su lupa y a investigar». Y eso hago, seguir la pista a todo esto que ha llegado a mis manos a ver si descubro por qué no avanzamos y por qué tanta distracción ahí fuera con nimiedades que nos apartan de lo esencial, de lo verdaderamente importante que es buscar respuestas en nuestro archivo interno, porque, al parecer, todo está ahí, en el interior, solo que sepultado bajo una escombrera implantada y recubierta de azúcar y caramelo. ¡Ostras! me ha venido a la cabeza el cuento de “La casita de chocolate” con ese abandono en el bosque y la inocente confusión ante la imposibilidad de regresar a casa (en este caso al Origen) todo ello aderezado con ese reclamo exterior -apetitoso y dulzón- dentro del que se ocultaba el verdadero motivo de tan singular montaje. ¿Llevará esta historia uno de esos subliminares y metafóricos mensajes con respuesta a tantas preguntas y conjeturas sin resolver?

       Me voy a investigar…

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