martes, 21 de marzo de 2023

El Universo y Hacienda


EL UNIVERSO Y HACIENDA

 

La primera vez que escuché que todo está en ti y que el otro siempre te lleva a ti mismo, no espurreé el café porque todavía no me lo habían puesto delante, pero vamos, que la cosa era para mear y no echar gota. ¿Cómo me puedes decir que el gilipuertas de mi vecino, el de la cara de pánfilo que deja la meada del perro en el portal, lo que me está es enseñando a que yo vaya a mí misma y resuelva algo que se supone que está en mi subconsciente? ¿Estás fumao?

Pues parece que sí, que mi vecino no está ahí por casualidad (ni la meada del perro tampoco). Ahora me toca averiguar quién es mi vecino; quiero decir, a quién me representa cuando lo veo, si a mi padre, a mi abuelo, a mi hermano… Y, claro, se supone que yo no sé que tengo pendiente algo que arreglar con esa persona de mi familia (bueno, lo que tengo que arreglar es conmigo misma, pero que se refiere a alguien de mi familia) y por eso va el Universo y me coloca ahí al susodicho (que si tuviera goma de borrar lo sacaría del teatro de mi vida; por decir algo).

En fin, a ver si averiguo qué tengo que arreglar con la forma en la que me siento cuando le digo al tipo ese que limpie la meada de su perro, me mira y pasa de mí tres pueblos, porque si no lo resuelvo, si paso del vecino, o me mudo a otra parte, como lo que tengo que arreglar está en mí, eso vendrá conmigo a donde yo vaya, y aparecerá otro vecino o quizás otro personaje que me lo va a mostrar; el Universo, como tengas algo pendiente, te encuentra donde estés (como Hacienda).

 En cuanto arregle en mí lo que se supone que todavía tengo pendiente y que me lo tengo que ver a través de  mi vecino, os invitaré a un café sin espurrear.

 

Merce- Xiahonik

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