¿ES MENTIRA?
(Ramana Maharsi).
A mí esto me ha costado verlo, porque yo era de las que quería intervenir en cosas que no me concernían Por ejemplo, si veía a alguien mirando la hora del autobús en el cartelito de la parada, enseguida me acercaba y le decía: “Llega en cinco minutos, tengo descargada la App, mire, ¿lo ve?…” Y le enseñaba el móvil. O si escuchaba preguntar por una tienda en particular y la persona interrogada no sabía contestar, yo me metía diciendo: “Esa tienda está al final de la calle a mano izquierda, junto a la farmacia” También, en el supermercado, y sin que nadie me preguntara, informaba a la gente dónde estaban las bolsas de la fruta si veía que andaban buscándolas. ¡Pero alma de cántaro!, ¿te han preguntado a ti? ¿Es de tu incumbencia el que haya una persona que no encuentra una tienda, otra que no sepa guiarla o alguien que no ve el rulo de las bolsas de fruta delante de sus narices? ¿Y si Dios, el Universo, el Uno o el Otro… ─o como cada cual llame al Creador─ no quiere que esa persona encuentre lo que anda buscando, o busque ella lo del autobús, o no llegue a la tienda en cuestión por algún motivo, o sin motivo, o porque tiene que aprender algo, o recordarlo, o vete tú a saber por qué? ¿Quién soy yo para interferir en esos planes? Otra cosa sería que me preguntaran a mí directamente o que solicitara mi ayuda (que ya vería yo si es que ella no puede solucionarlo por sí misma, o es un poco abusona).
En fin, que vamos resolviendo la vida de los
demás sin tener resuelta la nuestra. ¿Es mentira?
Yo
es que la frase de Ramana Maharsi la veo muy sabia. No sé. Comprendo que
existen muchas cosas que no son de mi competencia y, sin embargo, las quiero
arreglar yo (trabajo y familia incluidos). Como el día que me pasé buscando a
un chico al que se le cayó el móvil al suelo al arrancar la moto. ¿Y si tenía
que perder el móvil ese día por lo que sea? ¿Quién soy yo para inmiscuirme en los planes divinos y
devolvérselo a toda costa, en vez de entregarlo en un puesto de la policía,
como se suele hacer, y que se encarguen ellos? Pues encontré al chaval a las
tres horas, cerca de donde lo perdió. Se lo devolví, perdí tres horas de mi
día, el autobús para ir al trabajo, se me dobló el tobillo y casi me muerde un
perro. En fin, que ese día le di trabajo al Divino porque la que tenía que
aprender era yo. Ahora comprendo lo que significa la “no intervención” (eso que
yo escuchaba en las noticias y me sonaba a guerra; y puede que lo fuera, porque
no veas qué despliegue de contrariedades tuve por meterme donde no me llaman).
¿Significa
esto que me tiene que importar un pimiento lo que necesiten los demás? ¡No!
Claro que me importa, pero con algunas máximas:
1.-
No hagas a los demás lo que puedan hacer ellos por sí mismos.
2.-
Mira si lo que estás resolviendo forma parte de tu trabajo, te corresponde o es
de tu incumbencia (estar pendiente de si la gente necesita una mascarilla en el
autobús para darle una de las tuyas incluido).
3.-
Pregúntate siempre que vayas a intervenir en alguna cuestión que no sea tuya,
de tu trabajo o de la que no te hayan pedido opinión o intervención, desde
dónde quieres inmiscuirte ahí y si pudieras estar interviniendo en el proceso
de lo que otros tienen que vivir y tú se lo vas a cortar pensando que les
ayudas.
4.-
Si te quieres meter tinta en el cuerpo, te puedes tatuar la frase de Ramana
Maharsi, así, tal cual, sin traducir.
M.M.Alfaya.
Ummm... A mí a veces me pasa lo mismo, pero casi siempre logro contenerme. Preocuparse por los demás no es malo, solo que supongo que sí, que en ocasiones es mejor que cada cual aprenda por si mismo lo que tenga que aprender o experimentar.
ResponderEliminarSaludos!
Hola, Manuel. Pues sí, más que ayudar o no a los demás, yo creo que de lo que se trata es de interferir lo menos posible en el proceso de vida que ha venido a experimentar cada cual, aunque cuesta, claro.
ResponderEliminarSaludos también para ti.