Tengo una amiga que se parte de la risa cuando hablamos y pongo ejemplos para aclarar algo. Dice que soy muy buena con esto. También soy buena en muchas otras cosas, por ejemplo: en fabricar muñecos con calcetines, montar carteles para los talleres, cocinar croquetas de pollo con calabacín y cebolla…, y me las pinto sola con mi puntillo irónico a la hora de evitar confrontaciones con la gente.
Por
ejemplo, me ocurrió que, un día, cuando me disponía a sacar el coche de un
aparcamiento en plena calle, un señor se bajó de la acera y se colocó detrás del
vehículo para cruzar. Evidente que está invadiendo terreno que no le
corresponde, además de que yo estaba echando marcha atrás con el coche para
salir del aparcamiento y él no tendría que estar ahí.
De
pronto, escucho unos golpes en la chapa del coche y al hombre gritar: ─¡Tía! ¿A
ti dónde te han dado el carné de conducir?
En
la arcaica densidad, donde las confrontaciones con los gilipo…(¿?) estaban a la
orden del día y se actuaba desde los programas y la manera de proceder del
antiguo paradigma, me hubiera cagado en sus mulas y en parte de su familia
estelar (por decir algo). Pero como ya he avanzado lo mío y actualicé y
desatranqué mi información “Ooooommm” (J)pues lo que
hice fue esto: Abrí el cristal del coche con mucha parsimonia, lo miré con
mucha tranquilidad y le dije con cara de asombro: «Perdone, pero ¿es que para
llevar un coche hay que tener carné? Vaya, pues si usted no me lo dice, yo
llevo 20 años con el coche y no tenía ni idea de que se necesitara un carné.
¿Qué
hice? No darle fuerza, no entrar en su juego, no alimentar la confrontación y
dejarle con la lengua de corbata.
¡Uy!
Yo es que con el Nuevo Paradigma donde la programación se actualiza y las
situaciones se liquidan con naturalidad, como si sacudieras una mosca de la
nariz, es que lo bordo.
¿Ya
está mi amiga Carmela tosiendo de la risa, como si la viera (J).
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