EL VALOR DE LO QUE CALLAS
«Venga,
bonito, vamos a casa, que llevamos mucho tiempo en la calle». Es lo que vi que le
decía una mujer a su perro esta mañana. Me hizo gracia, porque el perro andaba
olisqueando algo en uno de los laterales del portal y ni caso, como si no fuera
con él. Me suele ocurrir. No con mi
perro, porque no tengo, pero sí con alguna gente. Le hablas y se te quedan
mirando totalmente desconectadas, asintiendo de forma automática, con la mirada
ausente y la mente en otra parte: “A ver si mañana pillo a la limpiadora del
bloque para ver qué ocurre con la mancha del descansillo”… “No entiendo por qué
el banco me cobra comisión si tengo mi nómina domiciliada”… “Uff, tendría que
haberme puesto una blusa más fresquita”… ¡¡¿Hola?!!... ¿Hay alguien ahí?... Nada,
ni caso. ¿Para qué mierda me molesto en hablar con la gente, si no me hacen ni
caso? ¿Y yo?, ¿me escucho yo? ¿me hago caso?... (bueno, eso ya es tareilla
pendiente).
Los animales sí que saben. Tú le hablas a un
perro de lo que te ocurrió ayer en la sala de espera del dentista y lo más que
hace es mirarte, ladear la cabeza y estirar las orejas, como diciendo: a mí lo que
me importa es averiguar el tono en el que me hablas, saber si estás triste o
contento, no lo que te ocurrió ayer, el mes pasado o el 31 de marzo. Y eso es
comunicarse.
Creemos
que la comunicación necesita del lenguaje, de las palabras. Y ¡no! Precisamente
el lenguaje es el que menos comunica, porque siempre andamos explicando algo
que a la gente “ni la´falta, ni l´
amporta, ni l´anteresa” (como se suele
decir).
Un
momento, tengo una mosca en el brazo. Aprovecho para leerle esto que voy a
publicar en facebook, a ver qué le parece.
Voló,
Se fue. Salió pitando; con la música a otra parte. Lo que yo te diga, que una
vale más por lo que calla que por lo que dice. Analizaré esto y me lo
trabajaré; ahora que, como venga la mosca a preguntarme la marca del flix que
uso, ni caso; que yo también me sé meter en la densidad (esto de meterse o
salirse de la densidad, ya lo dejo para otro escrito, que me voy de feria. ¡Perdón!
Quería decir: que me voy de silencios).
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