¿Qué pensarían ustedes
acerca de la calificación final de una profesora a una niña de cuatro años,
donde dice que su comportamiento con los otros niños es egocéntrico y que eso
dificulta mucho la convivencia?
¡Alucino, vecino!
Estudié
dos años de Psicología y no me hizo falta más para recordar las palabras de
Piaget (psicólogo suizo que se dedicó al estudio pormenorizado sobre el proceso
intelectual y cognitivo del niño en su evolución): “El egocentrismo forma parte
del desarrollo de la etapa infantil y demuestra que el cerebro aún no está lo
suficientemente maduro como para empatizar y entender que las cosas no solo se
ven desde el punto de vista de uno mismo, sino que existen otros puntos de
vista”.
Esto
no se tiene en cuenta porque se valora más la sumisión, la falta de liderazgo y
el “obedece” que el respeto a lo que el niño es y al proceso que necesita para
su desarrollo. ¡¡¡Deja al niño que sea él; el camino es educar, no adiestrar!!!
Lo que le faltó decir a Piaget (y lo digo yo) es que la mayoría de los adultos todavía se mantienen en la fase egocéntrica pensando que solo existe su punto de vista. ¿Qué no? ¿A cuántos adultos conoces que respeten la forma de mirar el mundo de los otros, sin cuestionarlo o tratar de imponer su propio criterio?
¿Qué
nota le ponemos a estos adultos? ¿Necesita mejorar? O, mejor, le pasamos tareilla
para el verano: «Escribe 30 veces “el egocentrismo infantil es parte del
desarrollo del niño, pero no del adulto”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario