Como dicen que hay que practicar la resiliencia, estaba pensando
que esto de las nuevas tecnologías (bien entendidas y usadas) es lo más de lo
más. Porque, a ver… ¿se imaginan la «peste negra» de mediados del siglo XIV donde murió un tercio de la población?
¿Cómo se apañaban entonces para tener a la gente informada acerca de si se
podía salir o no a la calle, el número de fallecidos y el avance de la
enfermedad…? Y, sobre todo, ¿cómo sería el confinamiento sin tele, sin móviles,
sin ordenador…? Porque a mí se me rompe algo y enseguida busco en Google, llamo
a un técnico que me guíe…, o si necesito hacer deporte encuentro clases en
Instagram, recetas de cocina en Youtube, películas en Movistar o en Netflix,
incluso me pego unas zampadas de conferencias sobre el crecimiento personal que
me crujo la mente de lo lindo.
También encuentro decoración, talleres de cocina, de escritura…,
en fin, entretenimiento, información y hasta viajes virtuales con cámara en 4K
donde todo es tan real… Y otra cosa, la importancia de saber cómo van los
amigos, la familia, en contacto permanente por Skype, videollamadas, audios…,
celebrar cumpleaños en quedada virtual…, una cenita romántica de «cada uno en
su casa y Dios en la de todos» Y si algo
se resiste, como hoy, que quería pasar un libro a mi E-book y no había forma,
incluso puedo hacer fotos de los pasos que voy realizando para que me guíen
desde el otro lado del teléfono: «Mira, me sale esto, ¿dónde pincho?...».
¡Madre mía! No me imagino
yo a esa pobre gente, sin frigorífico, sin comodidades, sin poder comprar por
internet ni hacer transacciones bancarias, sin posibilidad de seguir en
teletrabajo o entretener a los niños con juegos, películas, solo la gente metida
en casa, con la tranca echada y un par de velas encendidas sin saber si
morirían esa noche o no.
Vaya fortuna la nuestra (a pesar del virus; y del vecino de abajo
que se ha tirado toda la tarde arreglando a martillazos una mesa de mierda que
tiene en la terraza).
Bueno, les dejo que empieza mi clase de masajear los dedos de los
pies con un palillo de dientes.
Hasta pronto.
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