13.- Ranita y final
Ha pasado un
tiempo y queremos saber qué ha ocurrido con los personajes de esta historia.
Miremos por este agujerito 0.
¡Vaya! ahí está
nuestro reloj custodiado por tres jabalíes. Parece que el castigo a los
gamberros fue que todas las navidades de sus vidas debían pasarlas en la
estación, cuidando del reloj al que agredieron, sin moverse de su lado; solo
para hacer pipí o caca.
En ese otro lugar vemos a la
rana Lucrecia, que ha cambiado de coche. Ahora pilota un deportivo rosa, que el fantasma Sigifredo
convirtió en coche volador. De manera que ahí la tienes, junto a Baldobino, en
plena noche, viajando por el cielo, encima de un alfombrado de luces procedentes de los edificios y las
casas del vecindario, con destino a cualquier parte del mundo donde toque
acompañar a un reloj de estación en Navidad, o protegerlo de cualquier fechoría.
Llevan bufandas de colores para regalar a los relojes a los que les dé tiempo a
visitar.
Y como en los cuentos puede
ocurrir de todo, ahí viene Lucrecia a recogernos. Dice que, como es Navidad,
nos dará un paseíto por la galaxia y nos llevará a saludar a nuestro amigo el
reloj. Yo me subo ahora mismo. ¿Y tú, te apuntas?...
-. FIIIIN.-
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